Mi corazón está con las tres mujeres rusas que forman el grupo de rock ruso Pussy Riot. Fueron brutalmente engañadas y utilizadas por las ONG financiadas por Washington. Washington necesitaba un asunto popular con el que demonizar al gobierno ruso por enfrentarse a la decisión de Washington de destruir Siria. Al ofender intencionadamente a los fieles religiosos (lo que hubiera sido un crimen odioso en Estados Unidos y en sus regímenes títeres europeos y británico) estas jóvenes con talento violaron la legislación rusa.
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