Ignatius Railey me recriminaba que hablara en mi twitter de gastronomía, mientras que la realidad cotidiana demostraba que mas de dos millones de niños en España pasaban, literalmente, “hambre”. Le respondí educadamente y ahí quedó la cosa. Hoy abro el Twitter y me encuentro con un comentario que, en letras mayúsculas, dice que soy un “HIJO DE PUTA" que a lo mejor luego me conoce en persona y que cambia de opinión. Compruebo que este estilo agresivo, maleducado, zafio en una palabra cuenta con “cuarentaytantasmil” personas que lo apoya.
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