A pesar de las pocas lluvias de este invierno, las lagunas están rebosantes de agua y no existe apenas espacio para parar y poder verlas, las playas naturales donde habitualmente la gente se tumba al sol y disfruta del silencio son prácticamente inexistentes. El paraje ha cambiado totalmente su aspecto en unos años y merece la pena perderse un día de sol por él.
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