Si algo deberían saber los políticos a estas alturas es que es casi imposible controlar precios. Esta clase de fantasías, no son producto exclusivo de populistas latinoamericanos o dictadores africanos de tercera. La idea es simple: ilegalizamos su venta, perseguimos a los traficantes, hacemos el producto increíblemente difícil de conseguir, el precio sube de forma desaforada, problema arreglado. Sin embargo, ilegalizar las drogas no parece haber aumentado su precio. La cocaína y heroína nunca han subido de precio significativamente.
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