Los dos supuestos secuestradores enseñaron una placa al hombre que acababan de dar el alto y dijeron ser policías, informaron desde la Jefatura Superior de Policía de Madrid. La presunta víctima opuso resistencia, pero al final fue introducido por la fuerza en la parte trasera del vehículo, que tenía las lunas tintadas. Los testigos vieron cómo arrancaban el coche, giraron por la calle de Joaquín Turina, donde se encuentra el polideportivo Amorós, propiedad del colegio de enfrente, y se dieron a la fuga.
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