Dos ancianas inglesas, de 62 y 73 años, armadas de bolso y bastón han dado la vuelta al mundo para visitar burdeles por encargo del Women’s Institute, una asociación de voluntarias del Reino Unido. El objetivo: legalizar la prostitución en el país para proteger a las mujeres que practican el oficio más antiguo. Han comprobado la seguridad de Amsterdam y el escrupuloso control sanitario de Nevada. Pero la palma se la lleva Nueva Zelanda, con su sistema de jornada de “10 a 19 horas, como en cualquier trabajo”.
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