Las altas temperaturas en las noches tórridas, que se han multiplicado en los últimos años, se asocian con un sueño más corto y menos eficiente. mantener las ventanas y persianas cerradas durante el día, para evitar que entre el calor, y abrirlas por la noche cuando la temperatura baja un poco; usar sábanas y pijamas de materiales ligeros y transpirables como algodón o lino, humedecer las sábanas, usar compresas frías en áreas como el cuello, las muñecas o los tobillos; intentar dormir en las habitaciones más frescas de la casa...
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