El viernes pasado la situación de la deuda española empeoró de forma dramática. El domingo, el PP ganó las elecciones de forma aplastante; Mariano Rajoy será el nuevo presidente del gobierno. El lunes la situación de los mercados de deuda empeoró aún más. El nuevo presidente no dijo nada. El martes las cosas fueron a peor, con una horrenda subasta de deuda pública que ha disparado todas las alarmas. El nuevo presidente no ha dicho nada en absoluto, otra vez.
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