Los bancos centrales de todo el mundo están intentando encontrar la manera de deshacerse de sus reservas de dólares, sin desatar la estampida del sálvese quien pueda. Nadie quiere eso. Pero tampoco quiere nadie tener las cámaras llenas del confeti verde del Tío Sam. Frente a tal situación, la siguiente pregunta se hace inevitable: ¿cuál es la mejor forma de deshacerse de 5.6 billones de dólares (el total guardado en el extranjero) antes de que Lusitania vuelque?
|
etiquetas: dolar , economía , bancos , reservas , política