Se trata de Víctor Basterra. Las fotos de los secuestrados en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en Argentina, fueron sacadas de ese lugar por Basterra ocultas en su ropa interior al final de su cautiverio, cuando estaba detenido pero podía hacer algunas salidas. Además se llevó un puñado de retratos de represores, que sirvieron para identificarlos, probar su paso por el centro clandestino de detención y fueron pruebas fundamentales en el juicio a las Juntas Militares y otras causas que investigan los crímenes del terrorismo de Estado.
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