La diócesis católica de Wilmington (Delaware, EEUU) se declaró el domingo en bancarrota para hacer frente a los eventuales pagos a las víctimas de abusos sexuales por parte de sus sacerdotes. Se trata de la séptima diócesis en el país que pide este tipo de protección, en este caso en la víspera del arranque de un juicio contra un cura que ya fue expulsado de la institución religiosa.
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