Los figurantes cantaron ilusionados La Internacional tal como pedía el guión, pero también espontáneamente A las barricadas. Cundió el pánico entre los técnicos extranjeros de la película ante el inesperado entusiasmo de los extras, muchos de los cuales pertenecían al partido clandestino. La policía intentaba fichar a los extras que supieran la letra de memoria, mientras que los vecinos del barrio de Canillas se despertaron a medianoche sorprendidos de estar oyendo un himno revolucionario.»
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