Lunes 6 de agosto de 1945. 8 de la mañana. La población de la ciudad de Hiroshima, Japón, renaudaba sus quehaceres diarios después de haber sufrido una calurosa noche. Aunque Japón venía sufriendo desde hacia meses bombardeos de las fuerzas aliadas en el curso de la segunda guerra mundial, los habitantes de esta pequeña capital de prefectura se habían librado del hostigamiento aéreo y continuaban realizado sus rutinas ajenos a la dureza de la guerra.
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