Es el delito de moda en España. Capaz de dejar sin luz y teléfono a pueblos y barrios enteros o de interrumpir la circulación de los trenes del AVE. Es el robo de cable de cobre, una especialidad delictiva muy lucrativa gracias a que el precio de este metal se ha multiplicado por diez en los últimos años. De hecho, ayer alcanzó su máxima cotización histórica en el mercado internacional de materias primas: cerca de 150 euros el kilo.
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