Eduardo G.L llamó a la Guardia Civil para avisar de que en un cortijo de su propiedad habían fallecido dos personas a las que había alojado un par de días por caridad, porque se los había encontrado paseando y le habían pedido cobijo. La investigación confirmó lo que en el pueblo ya se sabía: que esa versión no era real. Ni se trataba de una acogida altruista ni eran desconocidos. Trabajaban con él desde septiembre recogiendo la cosecha de su finca y los tenía alojados en esas condiciones todo el tiempo, aprovechándose de su situación irregular
|
etiquetas: granada , yegen , inmigrantes , explotación laboral , racismo , homicidio