Un pegote de plastilina del que sobresalían cables y con aspecto de explosivo mantuvo en jaque al Grupo de Especialistas en Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil y a los operarios de Renfe, que se vieron obligados a suspender el tráfico ferroviario. Lo que había en el puente eran los restos de un sensor que coloca una empresa que hace medición de vibraciones en los puentes bajo los que pasan trenes.
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