Los siete inspectores que 'peinan' los pisos protegidos de Euskadi a la busca de irregularidades trabajan los fines de semana y escuchan las excusas más peregrinas. Desde 2004, cuando las revisiones se pusieron en marcha, han encontrado de todo: una casa de citas a pleno rendimiento, un piso realquilado a inmigrantes por habitaciones; un vecino muerto, una peluquería no autorizada, un consulta de dentista y un puñado de domicilios tan vacíos como las excusas de sus propietarios.
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