AENA sólo programó un controlador para el turno de noche del viernes al sábado. El trabajador, previendo que se vería "solo" y "desbordado" entre las siete y las ocho, pidió que se regulara el tráfico, es decir, que se espaciaran las salidas y llegadas para poder dar abasto. No se hizo. "Después de estar discutiendo he sufrido un ataque de ansiedad brutal", reconocía el controlador, que terminó por desmayarse. Antes pudo avisar a los servicios médicos, que le atendieron en la propia sala.
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