“Una empresa China construirá el tercer puente de Bamako”, “Se inaugura el Fondo China-África de Desarrollo con 5.000 millones de dólares” o “Dos heridos por la policía durante la huelga en una empresa china”. Titulares como estos se pueden leer a diario en los periódicos africanos. Y es que el continente se encuentra sumido en una verdadera “fiebre amarilla”, en la que todas las esperanzas y todos los miedos parecen provenir del lejano oriente.
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