Si tienes que almorzar en el parking de tu empresa porque no tienes comedor, sales a las tantas y jamás hueles una hora extra o tus últimas vacaciones fueron en un sueño, posiblemente tengas motivos más que sobrados para odiar a tus jefes. Pero si crees que los patrones te tratan mal, qué no harán estas otras víctimas de estos indignantes atropellos patronales que se dan en el mercado laboral, que fueron despedidos por regalar un tranchete, estar todo buena o tirarse pedos, entre otros motivos más o menos peregrinos.
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