Siendo atea, Amanda no tenía ningún problema trabajando para un quiropráctico cuya práctica se basa en el cristianismo. Sin embargo, él sí parecía tener problemas con ella: "No me gusta el comportamiento negativo que estás mostrando porque no tienes a Dios. Es necesario aceptar a Cristo", "No hay espacio para tus pensamientos y opiniones sobre Dios en mi lugar de trabajo. ¿Podrías darme tu llave?" Y a casita.
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