Cuando un día de septiembre de 1811 Frances Burney se vio rodeada de 7 hombres vestidos de negro y blandiendo objetos punzantes y cortantes, no tuvo otra opción más que cerrar sus ojos, "renunciando a toda observación, toda resistencia, toda interferencia, y tristemente resuelta a resignarme por completo". La célebre escritora británica estaba en París, en manos de un equipo inusualmente grande de profesionales... Un cáncer de mama la había obligado a someterse a una experiencia desgarradora.
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