¿Realmente estamos vacunados de caer de nuevo en el fascismo? Bastan unos cuantos elementos para confirmarlo: la invención de un enemigo exterior o interior, la subordinación de la libertad a la seguridad, la convicción de formar parte de una superioridad moral respecto a otros ciudadanos, la exaltación de la fuerza y de símbolos que nos permitan diluirnos en las multitudes, el paro, la impunidad, la utopía totalitaria.
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