La víscera, ubicada en la mandíbula y nunca antes vista, ayuda a los rorcuales a engullir todo lo que se les ponga por delante, una de las más extremas formas de alimentación. Los científicos nunca habían sido capaces de determinar con exactitud el mecanismo de estas arremetidas alimenticias. Ahora, investigadores de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver (Canadá) y del Instituto Smithsonian han podido desentrañar el enigma. Han descubierto algo sorprendente que había pasado por alto a los científicos.
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