Los dientes de humanos dejan de crecer en la infancia, mientras que los de muchos animales, como camellos, llamas, ratas, ratones y otros roedores, continúan creciendo a lo largo de su vida. Esto es posible debido a que en la base de cada diente hay varias colonias de células madre capaces de producir todo tipo de tejidos —dentina, pulpa o tejido nervioso.
www.nature.com/articles/s41467-019-11611-0