La sala tiene el techo y las paredes pintados al fresco, en perfecto estado de conservación, con escenas mitológicas, ictiocentauros que sostienen un clípeo en la pared frontal, festones que rodean la sala y representaciones figurativas que incluyen un perro de tres cabezas, de ahí el nombre que se ha dado al mausoleo: Tumba del Cerbero. Tres klìnai pintados, un altar con vasos de libación, los cuerpos aún tendidos en lechos funerarios con ricos ajuares, completan el cuadro de un descubrimiento sin precedentes en esta zona.
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