Una joven de 19 años compró un uniforme militar y se infiltró por tres meses en las filas del Ejército colombiano sin que fuera descubierta por oficiales que la tenían a su cargo, dijeron hoy fuentes oficiales. La infiltrada estudia criminalística y aparentemente no pasó las pruebas para ingresar al Ejército, pero decidió entrar uniformada a la sede del Batallón de Artillería Fernando Landazabal. Logró permanecer tres meses en las filas, con lo que dejó en evidencia una falla en la seguridad de uno de los batallones más importantes del país.
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