Científicos estadounidenses analizaron cómo reacciona el cerebro humano cuando le falta azúcar y descubrieron que el área encargada de regular las emociones y los impulsos pierde la capacidad de frenar el deseo de tomar comidas hipercalóricas. Cuando falta sacarosa, el hipotálamo lo detecta y activa las zonas relacionadas con las recompensas: la ínsula y el estriado, las que se hiperactivan para que surja el deseo de comer. Simultáneamente, la corteza prefrontal, que normalmente mantiene el control, pierde toda su autoridad.
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