El hijo autista de 10 años de Jessica Vestal, que no puede hablar, regresaba a casa de la escuela en los suburbios de Denver con moretones en todo el cuerpo. Siguieron otras lesiones que según ella un asistente del autobús atribuyó a un golpe con un juguete. No fue hasta que Vestal pidió revisar el video de vigilancia del autobús del mes pasado que se enteró de que el asistente del autobús estaba abusando de su hijo. Sus abogados y otros padres de acusan al distrito de no investigar qué había detrás de las lesiones inexplicables de sus hijos.
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