Obesidad y estrés, como se sabe desde hace tiempo, se encuentran íntimamente ligados. Una de los responsables de este vínculo es una hormona llamada ghrelina que nos lleva a consumir más alimentos de los necesarios cuando estamos estresados. Desde que se conoce su papel, la industria farmacéutica ha venido buscando alguna droga capaz de inhibirla. Y si bien hasta ahora sus intentos no han tenido demasiado éxito, un hallazgo hecho recientemente en La Plata renueva las expectativas en torno al desarrollo de nuevos tratamientos para adelgazar.
|
etiquetas: mecanismo , hambre