"Las escenas cotidianas son una constante en la historia del arte. En ciertas épocas más que en otras, pero tarde o temprano la vida diaria se impone como motivo de inspiración. De paso, sirve para documentar pequeños momentos de intimidad. Como el del desayuno. De Velázquez a Touluose-Lautrec; del romanticismo al cubismo; clásicos y contemporáneos; breves instantes que pasan desapercibidos, pero que, a buen seguro, marcan el resto del día".
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