Las baterías eran, hasta la fecha, un elemento imprescindible en los implantes, pero requerían de pasar por el quirófano de nuevo para reemplazarlas una vez que éstas se agotaban, algo que lógicamente sería deseable evitar por muchos motivos. Pues bien, un grupo de investigadores de la universidad de Stanford han creado un implante cardiaco que emplea una combinación de inducción y radio para la alimentación de la batería de forma que se soluciona dicho problema.
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