La mujer murió dentro del Clínico, donde estaba precisamente visitando y atendiendo a una de sus hijas, que se encontraba hospitalizada. En la madrugada del 27 al 28 de julio, la hija, encamada, comprobó que su madre, sentada en la silla de los acompañantes, «se puso muy enferma», por lo que llamó por el timbre a la enfermera de planta. Testigos presenciales dijeron a este periódico que la primera comparecencia de la enfermera se demoró por largo rato, unas dos horas. «Se iba a fundir el timbre». Nadie llevó a la mujer a Urgencias.
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