El abogado Madalin Ciculescu, de 34 años, está justificadamente indignado después de los sucesivos intentos fallidos por limpiar su casa de “demonios malolientes”, liderados por el obispo ortodoxo Constantin Argatu y otros cuatro sacerdotes locales, que fracasaron en cuatro intentos exorcizar los “demonios flatulentos” que habitaban su casa en Pitesti, en Rumanía central. Ciculescu ha denunciado a todos ellos por “mala praxis religiosa”.
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