La imagen no puede ser más simbólica. Bankia enderezada y sólida (como nos la presenta el Gobierno) frente al suelo, el horizonte, el resto de los edificios, farolas y coches torcidos. Aquel país que votó el 20 de noviembre, harto y esperanzado, ha llegado a altas cotas de desaliento. Las últimas encuestas sociológicas muestran a una ciudadanía que no sabe adónde acudir primero a achicar los agujeros de la estupefacción. El nuevo Míster Liebaert (antes Urdangarín), el presidente de los más altos estamentos judiciales, Carlos Divar, una situació
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