En la selva de Tarzán hay un desalmado que hace correr ríos de sangre de plastilina a fuerza de balear a los animales. El cazador de elefantes mata mientras pide perdón y asegura que no volverá a ocurrir. Una historia cuyo parecido con hechos reales es puramente casual. Antes de abandonar este mundo de dolor, César Strawberry debería tener un hueco en la Real Academia de la Lengua deslenguada: temas como Pánico a una muerte ridícula tienen tanto impacto educativo como el soneto de Lope para Violante. Nadie como él, al menos por el patio ibérico
|
etiquetas: def con dos , el cazador de elefantes , videoclip oficial , césar strawberry