Bush fue elegido gracias al respaldo de los evangélicos. Su ‘devoción’ ha costado más de un millón de vidas y de atacar Irán, muchos millones más. En una sociedad democrática, toda persona que permanece callada es tan culpable como el que está al mando. Atrás han quedado los días en que los estadounidenses eran amados y bienvenidos, independientemente de su gobierno. Ellos votaron por un hombre que permitió la invasión ilegal de una nación soberana y causó la muerte de tantos iraquíes, la destrucción total de su país, y el saqueo de su tesoro.
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