Aunque el sentido común de cualquiera con cierto nivel intelectual dice que es una barbaridad pagar 10.000 euros a la madre de un criminal para que vaya a contar cosas en televisión, ¿qué pasa si comienza a ponerse de moda esto de que las marcas patrocinen eventos o no en función de lo que consideran moralmente aceptable? ¿Nos parecería tan bien que se retirase la publicidad de un periódico, por ejemplo, por ciertas informaciones sobre el aborto o sobre la homosexualidad?
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