Un psicólogo australiano que ha investigado las emociones descubrió que ser gruñón nos hace pensar con más claridad. En contraste con las personas que parecen siempre felices, las de ánimo miserable son mejores a la hora de tomar decisiones y son menos crédulas, según muestra el experimento del profesor Joe Forgas. Mientras la jovialidad fomenta la creatividad, la melancolía facilita la atención y el pensamiento reflexivo, le aseguró Forgas a la revista Science
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