Se presentó atado de pies y manos en la puerta de un colegio, contó a la Policía que unos encapuchados le encañonaron y que se lo llevaron en una furgoneta para encerrarlo. Todo era mentira: estaba drogado y borracho, pero se lo inventó para que su jefe no se enterase de que le había perdido la llave del coche de su mujer.
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