Hay vida después de la muerte. Una mujer de 41 años, declarada clínicamente muerta por los médicos del John Radcliffe de Londres, ha dado a luz a su hija dos días después de que los doctores certificaran su muerte clínica. Estaba en la 25ª semana de embarazo, y los médicos le han suministrado grandes cantidades de esteroides para acelerar el desarrollo de los pulmones. La pequeña pesa 900 gramos.
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