Las referencias que tenemos de perros robóticos no resultan especialmente simpáticas. Uno de los más conocidos es el de Boston Dynamics, la compañía que pasó a ser propiedad de Google, quien después la revendió al grupo nipón Softbank y más tarde fue a parar a manos de Hyundai. El primer diseño de estas máquinas cuadrúpedas era poco menos que terrorífico. Uno posterior, más estilizado y funcional, daba menos miedo. Pero sus movimientos aún estaban en las antípodas de ofrecer confianza a las personas.
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