El sacerdote cesado tras difundirse unas fotos sexuales, que lleva más de una década como cura diocesano de Murcia, llegó a Churra procedente del convento de los capuchinos de Valencia, orden en la que ingresó y profesó. Insiste en que las imágenes son un montaje con el que alguien «ha querido hacerme mucho daño, y lo ha conseguido». Ni sospecha ni sabe quién podría estar detrás de ese montaje, «solo Dios lo sabe».
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