Mi cuñado tenía un nuevo propósito de año nuevo: quería ser fotógrafo. Como tenía éxito en el Instagram con sus fotos de comida y de aparcamientos vacíos se planteó la posibilidad de comprarse una cámara nueva. Vino a pedirme consejo y fue entonces cuando se lió la gorda. Cuñao, le dije yo, en esto de la fotografía hay un camino que se bifurca y que nunca más vuelve a unirse. La primera decisión no es sobre la cámara que quieres comprarte, sino en cuál de los dos universos quieres habitar, puesto que son paralelos y nunca se tocan.
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