Hay una solución pequeña, barata y rápida para el problema de las comunicaciones de Aragón con el norte de Europa: reabrir el Canfranc. Léanse el informe del CESA. Y centren, pues, nuestros gobernantes sus esfuerzos en conseguir que el Gobierno de Francia reabra los únicos 30 kilómetros que el año que viene faltarán solo para unir las vías españolas y francesas en Canfranc. Y si no lo logran, convénzanles de conceder la línea a una empresa privada o mixta que haga realidad el sueño de generaciones de aragoneses.
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