¿Merece la pena comprarse un coche eléctrico en vez de uno de gasolina convencional? La realidad es que más allá de los obvios beneficios ambientales que esta tecnología aporta a la atmósfera y para la economía familiar, los beneficios directos no son tan evidentes. Al menos a corto plazo. De hecho, su plazo de amortización se sitúa entre los cinco y nueve años según sostiene un estudio realizado por la Escuela de Negocios IESE y la marca española SEAT.
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