Pero ya por 1894, en el British Medical Journal, se publicó una editorial en la que se advertía que el “apuro y la excitación” de la vida moderna estaba llevando a una epidemia de insomnio… Ya vimos aquí el caso de Charles Dickens por la misma época. Y esto fue hace más de 100 años. En nuestra época hemos perfeccionado tanto el arte de dormir, con camas anatómicas, habitaciones aisladas del sonido, de la luz, almohadas perfectas. Todo lo que queramos. Y dormimos lo mismo que aquel trabajador, y nos quejamos de lo mismo: falta de sueño. (*)
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