La investigación sobre los efectos de los videojuegos es un lío tremendo. Siento ser tan directo, pero es así. Por un lado, hay pruebas de que los videojuegos pueden mejorar las habilidades cognitivas y emocionales de los jóvenes (y no tan jóvenes). Por el otro, hay numerosos estudios que los vinculan con problemas conductuales, violencia y un mayor riesgo de desarrollar adicciones.
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