En la alta Edad Media el divorcio estaba perfectamente legislado hasta el punto de que tanto el tamaño del pene, como el funcionamiento de éste eran causas tipificadas para poder admitir el divorcio solicitado por la mujer. "Se debe mirar si son semejantes o iguales aquellos miembros que son menester para engendrar, y si comprobaren que el primer marido no lo tiene mucho mayor que el segundo, entonces la deben tornar al primero, pero si se entendieren que el primer marido tuviera un miembro tan grande que de ninguna manera pudiere conocerla..."
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