Al Patrón es mejor no llevarle la contraria. Si Pablo Escobar se encaprichaba con algún artista de gira por Colombia enviaba a sus emisarios y el cantante o grupo en cuestión recibía una oferta que no podía rechazar: su caché multiplicado por cuatro. Demasiado tentador para negarse. Demasiado peligroso también: el Patrón no aceptaba un “no” por respuesta.
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